Bioestimulantes agrícolas

Los bioestimulantes agrícolas han consolidado su posición como una herramienta biotecnológica fundamental, permitiendo a los agricultores mejorar la eficiencia de los cultivos, su resiliencia frente a condiciones adversas y la capacidad de mejorar la calidad de sus cosechas.

Ensayos con bioestimulantes agrícolas.

Todo ello dentro de un contexto del desafío de incrementar la productividad de manera sostenible, optimizando el uso de los recursos y minimizando el impacto ambiental. Ensayos con bioestimulantes agrícolas.

Estos productos, desde su aparición, lejos de ser una promesa de futuro, son una realidad tecnológica consolidada, impulsada por la investigación y un marco regulatorio que aporta seguridad y transparencia al mercado.

El marco regulatorio: El Reglamento (UE) 2019/1009

Un punto de inflexión para el sector de los bioestimulantes para plantas ha sido la entrada en aplicación del Reglamento (UE) 2019/1009, que estableció un marco legal armonizado para la comercialización de «productos fertilizantes UE». Esta legislación fue clave, ya que, por primera vez, definió y reconoció oficialmente a los bioestimulantes de plantas a nivel europeo, facilitando su libre circulación en el mercado interior mediante el marcado CE.

Según este reglamento, un bioestimulante de plantas es «un producto que estimula los procesos de nutrición de las plantas independientemente del contenido de nutrientes del producto, con el único objetivo de mejorar una o varias de las siguientes características de la planta o su rizosfera«:

  • Eficiencia en el uso de nutrientes.
  • Tolerancia al estrés abiótico.
  • Características de calidad.
  • Disponibilidad de nutrientes inmovilizados en el suelo o la rizosfera.

Esta definición fue la clave, ya que diferencia claramente a los bioestimulantes de los fertilizantes (destinados a aportar nutrientes) y de los productos fitosanitarios (destinados a proteger de plagas y enfermedades).

El Reglamento (UE) 2019/1009 establece, por tanto, un campo de acción propio para los bioestimulantes, alineado con los objetivos del Pacto Verde Europeo y la estrategia «De la Granja a la Mesa«, que buscan un sistema alimentario más sostenible.

El mercado de bioestimulantes para plantas en constante expansión.

El sector de los bioestimulantes viene experimentando un crecimiento dinámico a nivel global. De hecho, la creciente demanda de alimentos, junto con la necesidad de una agricultura más eficiente y respetuosa con el medioambiente, lo impulsando su adopción en todos los continentes.

España, en particular, se ha posicionado como un referente en este mercado, no solo por el volumen de uso interno, sino también por la capacidad exportadora de sus empresas. En los artículos mercado internacional de los bioestimulantes y el mercado de los bioestimulantes en España en particular, donde damos datos del volumen de facturación de de esta especialidad agrícola.

Las compañías españolas, muchas de ellas asociadas a AEFA, son reconocidas internacionalmente por su alta capacidad tecnológica y la calidad de sus formulados, compitiendo con éxito en los mercados más exigentes de Europa, América Latina, África y Asia.

Este liderazgo es fruto de una apuesta decidida por la innovación y el desarrollo de productos adaptados a las necesidades específicas de cada cultivo y región en un marco global.

Bioestimulantes microbianos y no microbianos.

El Reglamento (UE) 2019/1009 clasifica los bioestimulantes en dos grandes categorías funcionales (CFP 6), atendiendo a su composición y origen.

Bioestimulantes de plantas no microbianos (CFP 6 (B)).

Estos productos bioestimulantes de plantas no microbianos se basan en sustancias y compuestos de origen diverso, pero no en microorganismos vivos. Son «todo bioestimulante de plantas distinto de un bioestimulante microbiano». Dentro de esta categoría se encuentran algunos de los productos más consolidados y reconocidos del mercado:

  • Extractos de algas: Ricos en fitohormonas, polisacáridos y otros compuestos que mejoran la tolerancia al estrés y estimulan el desarrollo vegetal.
  • Aminoácidos e hidrolizados de proteínas: Actúan como precursores de procesos metabólicos clave, ayudando a la planta a superar situaciones de estrés y mejorando la calidad del fruto.
  • Sustancias húmicas y fúlvicas: Mejoran la estructura del suelo, la capacidad de intercambio catiónico y la disponibilidad de nutrientes para la planta.
  • Extractos de plantas: Obtenidos de diversas especies vegetales, contienen una mezcla de compuestos bioactivos que pueden mejorar diferentes aspectos del metabolismo de la planta.

Bioestimulantes de plantas microbianos (CFP 6 (A)).

Esta categoría de bioestimulantes de plantas microbianos, está constituida por «un microorganismo o un grupo de microorganismos» que, aplicados a la planta o la rizosfera, estimulan los procesos naturales de nutrición. En este caso, el reglamento incluye una lista específica de microorganismos permitidos, entre los que se encuentran:

  • Azotobacter spp.: Bacterias fijadoras de nitrógeno atmosférico de vida libre.
  • Hongos micorrízicos: Establecen una simbiosis con las raíces de las plantas, mejorando drásticamente la absorción de agua y nutrientes como el fósforo.
  • Rhizobium spp.: Bacterias que fijan nitrógeno en simbiosis con las leguminosas.
  • Azospirillum spp.: Bacterias asociativas que también contribuyen a la fijación de nitrógeno y a la producción de fitohormonas.

Para esta categoría, el reglamento establece rigurosos controles para garantizar la ausencia de patógenos, exigiendo que la etiqueta advierta de que «los microorganismos pueden causar reacciones de sensibilización«.

El I+D+i como base fundamental en las empresas de AEFA.

El desarrollo de un bioestimulante eficaz y seguro es un proceso complejo que requiere una fuerte inversión en I+D+i. Las empresas asociadas a AEFA son un claro ejemplo de este compromiso y su investigación, no se limita a la selección de materias primas, sino que abarca todo el proceso:

  • Investigación y descubrimiento: Identificación de nuevas sustancias, extractos o cepas microbianas con potencial bioestimulante.
  • Desarrollo de formulaciones: Creación de productos estables, eficaces y compatibles con las prácticas agrícolas habituales.
  • Ensayos de eficacia: Realización de rigurosos ensayos agronómicos en condiciones controladas y de campo para validar los efectos declarados, un requisito indispensable bajo el nuevo reglamento.
  • Control de calidad: Implementación de sistemas de calidad, como el descrito en el Módulo D1 del reglamento, para garantizar la homogeneidad y seguridad de cada lote producido.

Este esfuerzo en I+D+i no solo permite a las empresas de AEFA lanzar al mercado productos innovadores y de alto valor añadido, sino que también las posiciona como líderes en el mercado de la exportación, llevando la tecnología española a agricultores de todo el mundo y contribuyendo a una agricultura global más productiva y sostenible.

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