Desde hitos como la Revolución Verde, por ejemplo, a agricultura convencional ha logrado avances productivos sin precedentes, pero a menudo a un coste medioambiental considerable. Con el avance del conocimiento, surgieron modelos más sostenibles como la producción integrada o la ecológica.
Sin embargo, en los últimos años, un nuevo concepto está ganando un impulso notable: la agricultura regenerativa. Un enfoque que va un paso más allá de la sostenibilidad; centra las prácticas agronómicas en la mejora de la calidad de los suelos, imitando a la naturaleza con estrategias como el uso de cubiertas vegetales, materia orgánica y considerando el suelo como un ente vivo, capaz de fijar carbono y mejorar la biodiversidad.
La relevancia de la agricultura regenerativa ha trascendido el ámbito técnico para situarse en el centro de la estrategia de futuro del sector. Su capacidad para secuestrar carbono, mejorar los ciclos del agua, incrementar la materia orgánica y reducir la erosión la ha convertido en una herramienta clave contra el cambio climático.
A pesar de su enfoque ecológico, se enfrenta al ineludible reto de la productividad y rentabilidad. En un contexto de población creciente, este modelo no puede permitirse ser meramente testimonial.
Para dar respuesta a esta doble exigencia, la tecnología se posiciona como el gran aliado. La agricultura de precisión, la sensorización, el Big Data, la biotecnología y las nuevas herramientas de monitorización, son fundamentales para optimizar las prácticas regenerativas.

Carlos Baixauli Soria, director del Centro de Experiencias Cajamar en Paiporta.
Para analizar en profundidad estos retos, contamos con Carlos Baixauli Soria, director del Centro de Experiencias Cajamar en Paiporta (Valencia – España) y una de las voces más autorizadas en la innovación hortofrutícola en España.
Doctor Ingeniero Agrónomo por la Universitat Politècnica de València (UPV) y vicepresidente 1º de la Sociedad Española de Ciencias Hortícolas (SECH), su amplia experiencia coordinando ensayos de alto rendimiento lo convierten en el interlocutor adecuado para abordar cómo la tecnología puede hacer de la agricultura regenerativa un modelo productivo y rentable.

En vuestra reciente Jornada de Puertas Abiertas en el Centro de Experiencias Cajamar, hemos visto vuestros proyectos orientados a la agricultura regenerativa. ¿Por qué este enfoque ahora?
Esta nueva denominación pretende englobar el conocimiento agronómico, adaptando las diferentes prácticas de cultivo con un aprendizaje continuo, pero manteniendo los niveles de productividad y calidad de los productos hortofrutícolas.
Las tareas que desarrollamos pretenden avanzar en el conocimiento por áreas concretas. La agricultura regenerativa es una magnífica oportunidad para integrar todo ese conocimiento, contando con la colaboración de grupos de investigación y empresas, y poniendo en práctica pilotos de la incubadora Cajamar Innova o herramientas de nuestra Plataforma Tierra. Esto nos permite desarrollar nuevas estrategias que encajan perfectamente con el concepto de agricultura regenerativa desde una perspectiva global.
Vemos que vuestros proyectos tienen un enfoque multidisciplinar. ¿Es tan necesaria esa colaboración entre subsectores tecnológicos?
Efectivamente, intentamos desarrollar proyectos recurriendo a equipos multidisciplinares. Contamos con la participación de grupos de investigación de diferentes disciplinas, incluyendo la digitalización, y buscamos una relación duradera con las empresas.
Iniciativas como la aceleradora Cajamar Innova son muy valiosas. En los Centros Experimentales de Cajamar damos cobertura a las empresas seleccionadas, mentorizando y montando pilotos para testar y mejorar la tecnología propuesta. Es un instrumento que potencia la innovación en el sector.
Desde los centros abordamos aspectos de agrosostenibilidad, alimentación y salud, bioeconomía y tecnología de invernaderos. Sobre esa base desarrollamos proyectos cuyos resultados aportan soluciones explotables en la mejora de esa agricultura regenerativa, incluyendo colaboraciones en mejora genética y biotecnología con centros de investigación y empresas.
Centrados en esos subsectores, ¿qué papel juega la genética en la agricultura regenerativa?
Es fundamental. En el marco de la estrategia De la Granja a la Mesa, la Comisión Europea busca reducir un 50 % el uso de químicos para 2030. Para lograrlo, la investigación en mejora genética y biotecnología es clave.
La agricultura regenerativa cuenta con la implantación de nuevas variedades y portainjertos más resistentes al estrés biótico y abiótico. Para ello, es necesario buscar fuentes de resistencia utilizando variedades ancestrales o material autóctono de bancos de germoplasma, que se usan en los programas de mejora.
Estamos involucrados en proyectos para la búsqueda de nuevas soluciones de material vegetal, no sólo resistente a nuevas enfermedades, sino también a las altas temperaturas, la sequía y la salinidad, sin perder de vista los aspectos productivos y de calidad organoléptica que demanda el mercado.

Los cultivos en hidroponía y sustratos conviven con los de suelo tradicional. ¿En qué líneas investigáis?
Nuestros Centros trabajan con cultivos sin suelo (CSS) desde hace más de 30 años. Inicialmente como fórmula para mejorar rendimientos, controlar insumos y soslayar problemas de plagas y enfermedades de suelo, como alternativa a la desinfección.
El conocimiento del hidropónico nos ha servido para analizar nuevos sistemas de cultivo vertical, mejorando producciones en hoja y condimentarias. Usamos estructuras de hasta 4 o 5 niveles, alcanzando altas densidades de plantación con recirculación de la solución nutritiva, lo que hace muy eficiente el uso de agua y nutrientes, llegando a obtener 8 cosechas al año. La agricultura vertical puede ser una alternativa para cultivar en el seno de las ciudades, incrementando la producción entre un 40 y un 100 %.
Estos sistemas cumplen perfectamente los objetivos de reducción de fertilizantes y fitosanitarios. Además, evaluamos pilotos de Cajamar Innova en estas instalaciones, como un nuevo dispositivo de oxigenación (Bihox) para garantizar la oxigenación de las raíces en condiciones de altas temperaturas.
También, junto a la empresa Projar, hemos puesto en valor los CSS para desarrollar una técnica innovadora y sostenible en cultivo protegido superintensivo de especies como higueras, kiwiño o arándano, formulando nuevos sustratos.
La agricultura regenerativa implica mirar el suelo como un ente vivo. ¿Qué líneas de trabajo estáis desarrollando?
Una de las acciones principales es el estudio e implantación de diferentes cubiertas vegetales, ya sean espontáneas o sembradas. Son una fórmula para mejorar la biodiversidad, la estructura del suelo, reducir la erosión, mejorar la infiltración y la microbiota.
Este tipo de colaboración, junto con empresas y centros de investigación, nos ha permitido avanzar en el conocimiento, manejo e implantación de las infraestructuras verdes como solución para conseguir una agricultura más sostenible, mejorando los suelos, el control biológico por conservación y la fijación de carbono.
Ante el cambio climático, la gestión de recursos hídricos es crítica. ¿Tenéis estudios en esta materia?
Para Cajamar, el correcto uso del agua es una prioridad. La mejora en la eficiencia en hortofruticultura puede lograrse con diferentes estrategias; por esa razón desde Plataforma Tierra ofrecemos una herramienta de riego digital.
En los Centros Experimentales analizamos el uso de sistemas de semiforzado, como el acolchado, el microtúnel o la cubierta flotante, con resultados muy satisfactorios de ahorro de agua. La sensorización en el entorno de la raíz, tallo u hojas también son líneas de estudio que nos permiten ajustar al máximo las necesidades hídricas.
Por esa razón se creó Cajamar Innova como incubadora de empresas de alta tecnología del agua. Su función es facilitar la validación de prototipos y pilotos en nuestros centros, analizando el funcionamiento de plataformas, sensores y la automatización del riego para mejorar la eficiencia.
¿Qué nos puedes decir de las áreas de nutrición vegetal, bioestimulación y biocontrol, tan importantes para el sector de AEFA?
Hemos desarrollado numerosos estudios con diferentes empresas de bioestimulantes, fertilizantes y, como hemos citado, en biocontrol. En lo que hace referencia a la fertilización, usamos nuestra herramienta de Plataforma Tierra como base para los diseños experimentales.
Me gustaría destacar los trabajos actuales que venimos desarrollando con la empresa Fertinagro en diferentes cultivos hortícolas. Partimos de la base de que las plantas exudan compuestos orgánicos por las raíces para regular las comunidades microbianas de la rizosfera y promover microorganismos beneficiosos.
Los compuestos nitrogenados están sometidos a constantes transformaciones en el suelo. Por ello, la óptima adaptación de la fertilización nitrogenada a las necesidades de la planta es fundamental.
En estos ensayos evaluamos y validamos la eficacia de los fertilizantes nitrogenados basados en esta nueva tecnología, frente a una fertilización convencional (nitrato amónico, por ejemplo). Analizamos aspectos productivos, de calidad y de contaminación ambiental, con resultados muy satisfactorios en cuanto a la eficiencia y sincronización del uso del nitrógeno por la planta, reduciendo la contaminación de nitratos en acuíferos.
Además, desde hace unos años hemos creado una planta de compostaje para aprovechar los restos vegetales generados en el propio Centro. Realizando las mezclas adecuadas, obtenemos compost que posteriormente utilizamos en nuestras experiencias de agricultura regenerativa como fuente de nutrientes y mejora de los suelos.
En la agricultura regenerativa, ¿es la biodiversidad un factor relevante de investigación?
Es clave. Es fundamental para potenciar el control biológico por conservación, inundación e inoculación. Nos apoyamos en el diseño e implantación de setos, seleccionando especies vegetales que garanticen flores para asegurar la supervivencia de artrópodos (depredadores y parásitos) que se alimentan de polen y néctar. Así, cuando aparecen las plagas, el control biológico puede actuar.
Hemos establecido colaboraciones con empresas especializadas para el diseño de dichos setos, el seguimiento de plagas y sus auxiliares, y la estrategia de suelta de auxiliares en frutales y hortícolas.
En el manejo regenerativo, se evalúan diferentes estrategias como el uso de bankers (plantas reservorio). Utilizamos gramíneas inoculadas con un pulgón específico de cereales para posteriormente soltar parásitos y depredadores generalistas, buscando la mejor sincronización.
La otra práctica ya explicada es el establecimiento de cubiertas vegetales, seleccionando las mejores especies sembradas para favorecer la biodiversidad y mejorar el control biológico en frutales como kaki, cítricos o granado.
¿Y en el ámbito del control climático y las estructuras de protección?
El Centro de Paiporta está dotado de diferentes estructuras (mallas, plástico flexible y vidrio). Partiendo de nuestra experiencia, utilizamos estas infraestructuras de la forma más eficiente posible, adaptando cultivos, fechas y ciclos para hacer un uso racional y abrir posibilidades a cultivos alternativos (pequeños frutos rojos, pitahaya, producción superintensiva de higueras, etc.).
La combinación de estos sistemas de forzado con los de semiforzado (acolchado, túneles, mantas) nos permite ampliar las posibilidades y mejorar la eficiencia en el uso del agua.
Estos sistemas también pueden reducir el uso de fitosanitarios, al generar barreras físicas frente al movimiento de insectos, ya sea actuando como plaga o como transmisores de virus. Hemos confirmado en numerosas experiencias que materiales como el polipropileno no tejido y las mallas mosquiteras (usadas como cubierta flotante, microtúnel o en ventilaciones) son soluciones muy interesantes para reducir daños por pedrisco, viento o sol, garantizando en muchos casos el éxito del cultivo.

Uno de los valores de vuestro trabajo es el compromiso con la transferencia tecnológica. ¿Qué herramientas tenéis para que vuestras investigaciones lleguen al agricultor?
La transferencia se realiza mediante visitas, jornadas de puertas abiertas y talleres formativos en los Centros Experimentales.
Pero lo que nos ha permitido dar un salto de vértigo para dar servicio y visibilidad al sector ha sido la apuesta por la plataforma tecnológica www.plataformatierra.es.
Esta plataforma agrupa múltiples servicios: información de mercados actualizada; artículos de innovación escritos por nuestro equipo técnico y colaboradores; un gran repositorio de publicaciones técnicas; y herramientas de gran utilidad como las de riego, fertilización, predicción meteorológica y el cuaderno digital.
También incluye una amplia oferta formativa (cursos online, webinares, eventos) y una comunidad donde expertos publican artículos de opinión. Desde la plataforma se puede acceder tanto a los centros experimentales como a Cajamar Innova para conocer la actividad de la incubadora.
Desde el Departamento de comunicación de AEFA, le agradecemos esta profunda conversación, no sin antes agradecerle su tiempo y generosidad al compartir sus conocimientos, los cuales nos ofrecen una hoja de ruta clara y optimista sobre la agricultura regenerativa, que no es solo un ideal, sino una realidad viable gracias a la aplicación de la tecnología y la innovación.