¿Qué es un inoculante agrícola?
Un inoculante agrícola es un producto concentrado y preparado a base de microorganismos: hongos y/o bacterias específicas, que aplicados convenientemente a la semilla poco antes de su sembrado, facilitan el crecimiento vegetal y aumentan o mantienen su rendimiento, con una dosis reducida de otros fertilizantes convencionales.
Este biopreparado desarrollado industrialmente con tecnología avanzada, permite mantener vivos y activos los microorganismos seleccionados por su capacidad y efectividad para fijar el nitrógeno en asociación con el cultivo.
Inoculante como fertilizante biológico o biofertilizante.
En la práctica agrícola, el término inoculante se utiliza a menudo para referirse a un fertilizante de origen biológico que se aplica a la semilla en el momento de la siembra. Esta es la forma más común de aplicar un fertilizante biológico porque las bacterias adheridas al tegumento de la semilla colonizan la radícula inmediatamente a su emergencia, por lo que se favorece la nutrición de la planta desde estados fenológicos iniciales.
El uso de fertilizantes biológicos tiene muchas ventajas respecto a los fertilizantes convencionales de síntesis química debido a que no poseen riesgo de contaminación ambiental, su efecto está fuertemente sincronizado con los procesos fisiológicos de la planta y generalmente son de menor coste. Actualmente, los fertilizantes biológicos son demandados en mayor medida debido a la aplicación de nuevos criterios productivos como son la agricultura sostenible, la biodiversidad y los protocolos de residuo cero.
Algunos microorganismos utilizados como fertilizantes biológicos.
Los microorganismos que se utilizan para la fabricación de fertilizantes biológicos son aquellos que establecen interacciones positivas con las plantas y que son de fácil manejo en condiciones industriales (medios de cultivo disponibles, bajo coste, crecimiento rápido, etc.).
Dentro de los fertilizantes biológicos se diferencian aquellos producidos con microorganismos que fijan nitrógeno y los conocidos como PGPR (promotores del crecimiento) que favorecen la nutrición vegetal por otras vías, por ejemplo solubilización y traslado del fósforo, producción de hormonas de enraizamiento para mayor absorción de nutrientes, tolerancia de las plantas frente a problemas de salinidad y sequía, etc.
A pesar del efecto beneficioso de las PGPR para las plantas, por lo general, su concentración en los suelos no es lo suficientemente alta para competir con otras bacterias comúnmente establecidas en la rizosfera. Por esta razón, resulta de gran utilidad agronómica la inoculación de elevadas concentraciones de microorganismos con eficacia contrastada.