Compuestos lábiles de un suelo.
La labilidad se refiere a algo que está en constante cambio o es probable que sufra un cambio. Como adjetivo significa que se resbala o desliza ligeramente.
En química, el término lábil ese usa para describir una especie química transitoria.
Como ejemplo general, si una molécula existe en una conformación particular durante un tiempo de vida corto, antes de adoptar una conformación de menor energía (disposición estructural), se dice que la estructura molecular anterior tiene «alta labilidad«.
El término a veces también se usa en referencia a la reactividad; por ejemplo, se dice que un complejo que alcanza rápidamente el equilibrio en disolución es lábil (con respecto a esa disolución).
Lábil en el suelo.
Los compuestos de un suelo que se transforman fácilmente (a menudo por actividad biológica) se denominan lábiles. Por ejemplo, el fosfato lábil es la fracción de fosfato del suelo que se transforma fácilmente en fosfato soluble o disponible para las plantas.
La materia orgánica lábil es la materia orgánica del suelo que se descompone fácilmente por microorganismos.
Haremos referencia a la fracción lábil del suelo como la parte más activa de la materia orgánica presente en el suelo, de donde proviene gran parte del nitrógeno disponible para las plantas.
Carbono lábil en el suelo.
El carbono lábil del suelo está principalmente constituido por compuestos orgánicos simples, aminoácidos, y carbohidratos, entre otros compuestos, lo que facilita el acceso y transformación por parte de los microorganismos del suelo de la materia orgánica.
La materia orgánica en el suelo es un componente clave en la reserva y ciclo del carbono. En condiciones naturales, el carbono se incorpora al suelo a través del aporte continuo de material orgánico; sin embargo, existen prácticas de uso de la tierra de cultivo que generan una disminución del carbono orgánico en el tiempo, a la vez hay prácticas de uso sostenible que favorecen su captura y acumulación.
La determinación de fracciones lábiles de carbono orgánico del suelo, constituye una práctica frecuente para evaluar cambios en la calidad de la materia orgánica bajo distintos manejos.