¿Qué es la retrogradación del fósforo?

Un fenómeno muy generalizado en el comportamiento del fósforo en el suelo, por el cual sus formas solubles en agua se convierten en otras menos solubles, se conoce como retrogradación.

El fósforo se encuentra en el suelo formando parte de diferentes minerales tales como fosforita, apatito, etc. También en compuestos orgánicos, asociado a la materia orgánica y como parte de los microorganismos.

Además, existen formas iónicas libres en la solución del suelo y fijadas al complejo arcillo-húmico.

La absorción activa de los nutrientes, entre ellos el fósforo, es un proceso que consume energía, así que las condiciones que inhiben la actividad de las raíces, tales como las bajas temperaturas, el exceso de agua, etc., inhiben la absorción del fósforo.

Generalmente, la pérdida de nutrientes puede ocurrir de tres maneras:

  • Por percolación en el perfil del suelo.
  • En solución en el agua de escorrentía.
  • Absorbidos a los sedimentos arrastrados por el agua de escorrentía.

En el caso del fósforo, la extracción por las cosechas es prácticamente la única causa importante de empobrecimiento del suelo en este macroelemento, ya que las pérdidas por lavado son muy reducidas.

El ácido fosfórico, fijado en el suelo por el poder absorbente de este, se encuentra bastante inmovilizado, por lo que es necesario enterrar el abono a base de fósforo con una labor superficial para ponerlo a disposición del sistema radicular de la planta y sobre todo en los abonados de fondo de cultivos leñosos o preparación de siembras y trasplantes de cultivos herbáceos.

Retrogradación de superfosfatos.

El superfosfato es la principal categoría de fertilizantes de fosfato, y es absorbido rápidamente por las plantas.

Cuando el superfosfato se incorpora directamente al suelo, sufre el fenómeno de la retrogradación, la cual consiste en que se transforma en fosfato tricálcico en tierras calizas y en fosfatos de aluminio y hierro en las ácidas; fosfatos que son de difícil asimilación por las plantas, y quedan en el suelo sin grandes posibilidades de utilización.

Esta retrogradación se verifica en plazos de sesenta a noventa días, y con ello solamente una parte del fosfato añadido es asimilado por las raíces, fracción que viene a ser de un 20%. El 80% de fosfórico restante va acumulándose en el suelo y enriqueciendo las tierras en este elemento sin beneficio inmediato para los cultivos.

De ello resulta que la adición al suelo de superfosfato en forma directa supone pérdidas del 80% del abono añadido. Cualquier procedimiento que evite la retrogradación de los superfosfatos reportará beneficios económicos superiores a las pérdidas indicadas.

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