Utilización correcta de los abonos orgánicos.
En su sentido más amplio, una sustancia de origen orgánica o en el caso particular de los fertilizantes, un abono orgánico, es un residuo animal y/o vegetal más o menos transformado, que posee una cierta riqueza en materia orgánica y que usualmente también contiene sustancias esenciales para las plantas.
La utilización correcta de los abonos orgánicos está sujeta a muchas más consideraciones que la de los fertilizantes minerales, dada su complejidad constitutiva.
En primer lugar, debe tenerse en cuenta que su materia orgánica podrá alterar el complejo de intercambio catiónico y la estructura del suelo, así como las propiedades que se derivan de esta última.
Otro aspecto a considerar es que su composición es muy irregular. El factor que más influye en ella es el origen del material. Así mismo, su contenido en agua es muy cambiante, variando incluso dentro de un mismo material según la época del año.
Todo ello conduce a que las cantidades de materia orgánica y de nutrientes incorporados al suelo con una misma masa de abono puedan resultar bastante irregulares. Y, por tanto, desde la perspectiva de una buena política de abonado sería conveniente someter estos productos a un análisis de composición antes de utilizarlos.
Ahora bien, dado que en general esta práctica no suele ser viable o no existe la costumbre de realizarla, no queda otra solución que basar el cálculo del abonado en tablas de composición media de abonos con un origen y unas características similares a las del material a emplear.
Abono orgánico en pellet.
El abono orgánico presentado en pellet, es un abono procesado. Una variante cuya materia prima principal tiene origen en el estiércol y otras materias orgánicas o minerales, ofreciendo ventajas de aplicación con gran facilidad de manejo.
Esto es así gracias a su uniformidad en la granulometría, estabilidad, libre de malas hierbas, contenido en microorganismos que ayudan a la fijación de los nutrientes, etc.