Tecnología de granulación.
Entre las propiedades físicas de un fertilizante, la granulometría es de considerable importancia, tanto desde el punto de vista de su efectividad agronómica, como en lo relativo a sus condiciones prácticas de aplicación, transporte y almacenamiento.
Una buena parte de los problemas que se presentan con los fertilizantes, tales como la compactación, segregación y excesiva higroscopicidad son el resultado de propiedades físicas no apropiadas para su uso.
Aproximadamente hasta 1950, la mayoría de los fertilizantes se producían en forma de polvo o cristales finos. Como resultado, los fertilizantes tenían un manejo poco práctico y eran muy susceptibles a sufrir compactación durante su almacenamiento, lo cual suponía un trabajo posterior para romper los bloques agregados y dejar el producto en condiciones.
Granulación físico-química.
Actualmente, más del 80% de los fertilizantes sólidos son transportados a granel y la tecnología de granulación química asegura que el material fluya libremente para facilitar su logística y manipulación.
La granulación química se logra al juntar sólidos, líquidos y/o gases causando una reacción química que permite una relativa estabilidad en cuanto a su aglomeración y compactación.
Todos los ingredientes se incorporan a la fórmula antes de la formación de los gránulos, de manera que cada gránulo individual contiene todos los nutrientes en una proporción determinada.
Los fertilizantes microgranulados usados en agricultura de precisión, tienen un tamaño de gránulo de 1 a 4 mm generalmente adaptados para aplicaciones especiales o ultra-localizadas, y los macrogranulados, de mayor tamaño, para aplicaciones a voleo tanto en fondo como cobertera.
La granulación ha hecho posible las aplicaciones mecanizadas terrestres y aéreas de los fertilizantes y la utilización del sistema o soluciones «blending» en la preparación de fertilizantes compuestos por mezcla física, tecnología ésta, que disminuye la tendencia a la segregación de las partículas.
Granulometría y solubilidad.
Así, es conocido que los abonos con muy baja solubilidad en agua deben tener un tamaño de partícula fino para asegurar su disolución en el suelo y su adecuada utilización por las plantas. En este caso estarían la roca fosfórica, las escorias thomas, el fosfato bicálcico, los fosfatos térmicos, el yeso, las cales y las dolomitas por ejemplo. Desde luego que la finura requerida por estos materiales produce una condición pulverulenta que dificulta su manejo.
La importancia del tamaño de partícula en los fertilizantes de alta solubilidad radica en el hecho de que la tasa de disolución está relacionada inversamente con el tamaño del gránulo, lo cual es clave cuando se trata de fabricar fertilizantes de lenta liberación.
De otra parte, se ha demostrado que un tamaño de partícula superior a 5 mm conduce a una mejor eficiencia de los fertilizantes fosfatados de alta solubilidad, tales como los superfosfatos o los fosfatos de amonio, cuando son aplicados en suelos altamente fijadores de fosfatos.
Sin embargo, el efecto de la granulometría sobre la viabilidad de los fertilizantes hidrosolubles es muy variable y depende de factores múltiples como las características del suelo, especie cultivada, naturaleza del fertilizante y tecnología utilizada para su aplicación.