Elementos esenciales para las plantas.
Los elementos esenciales para las plantas como carbono (C), hidrógeno (H) y oxígeno (O) se extraen a través de la fotosíntesis del agua y el aire. Los demás corresponden a los nutrientes minerales, los cuales, según la cantidad absorbida por la planta, se clasifican en macronutrientes y micronutrientes.
Los macronutrientes primarios son nitrógeno, fósforo, potasio, y los secundarios calcio, magnesio y azufre, los cuales se encuentran en el tejido de las plantas en concentraciones superiores a 0,1%, con base en la masa seca.
Los micronutrientes son requeridos en los tejidos de las plantas en concentraciones menores a 100 µg/g de masa seca. Con estos elementos y la luz del sol, las plantas son capaces de sintetizar todos los compuestos que necesitan.
El crecimiento de las plantas, salvo circunstancias excepcionales, como pueden ser sequía, bajas temperaturas, suelos anómalos o enfermedades, no se altera seriamente por una deficiencia de C, O y H. Esto justifica la importancia de los nutrientes del suelo.
Los seis nutrientes esenciales son las vitaminas, los minerales, las proteínas, las grasas, el agua y los carbohidratos.
Existen tres criterios por los cuales un elemento es considerado esencial para las plantas. Estos son:
- Un elemento es esencial si una planta no puede completar su ciclo de vida en ausencia de tal elemento.
- Un elemento es esencial si la función de este elemento no puede ser reemplazado por otro elemento mineral.
- Un elemento es esencial si forma parte de cualquier molécula o constituyente de la planta, que es en sí mismo esencial para esta, como por ejemplo el nitrógeno en las proteínas o el magnesio en la clorofila.
Elementos esenciales beneficiosos.
Los elementos esenciales beneficiosos estimulan el crecimiento y el desarrollo en las plantas, pero no se consideran esenciales porque no cumplen con los criterios de esencialidad. Sin embargo, se ha encontrado que algunos de estos minerales son esenciales para ciertas especies de plantas, bajo condiciones específicas.
Este criterio se aplica especialmente al sodio, al silicio, al boro y al cobalto, aunque el selenio y el aluminio podrían ser beneficiosos para algunas plantas.