Si bien, los estudios sobre los beneficios del uso de micorrizas en agricultura vienen de finales del siglo XIX, no es hasta hace pocas décadas cuando las empresas fabricantes de productos agronutricionales, han puesto su foco en ellas mediante su investigación profunda y como consecuencia, un nuevo catálogo de formulados a disposición de los agricultores para conseguir una producción más sostenible y respetuosa con el medioambiente.

Las micorrizas son aliadas de la agricultura y la selvicultura.

Las micorrizas vienen siendo aliadas en el mundo de la agricultura y selvicultura. Empezando por esta última, durante estas últimas décadas se ha experimentado un crecimiento espectacular en plantaciones de árboles micorrizados para la producción de trufa negra (Tuber melanosporum) y robellones (Lactarius deliciosus) para usos comerciales.

En el caso de la trufa negra, Teruel (España) es todo un referente a nivel internacional y en vías de incrementar este posicionamiento con su constante ampliación de superficie cultivada, principalmente de encinas, robles y coscojas micorrizadas.

Esta región posee su Asociación de Truficultores de Teruel y la Feria Monográfica de la Trufa en Sarrión: Fitruf.

Centrados en el ámbito de los cultivos hortofrutícolas, es un hecho que tras la revolución industrial, se ha venido haciendo una aplicación excesiva de fertilizantes químicos, lo que ha generado preocupaciones ambientales tanto a los operadores de la agricultura como a organismos oficiales, impulsando al conjunto a la búsqueda de alternativas para mejorar los cultivos de manera más sostenible. En este contexto, la formulación y aplicación de bioestimulantes, entre los que se encuentran las micorrizas, está siendo una de las grandes soluciones.

Tipos de micorrizas.

En función de las características de la infección y en los organismos mutualistas que la establecen, se pueden distinguir varios los tipos de micorrizas. Científicamente, se establecen hasta siete tipos, pero a efectos prácticos se reducen a dos grandes tipos: Las Ectomicorrizas (micorriza Ectotrófica) y las Endomicorrizas (micorriza endotrófica).

En el caso de las Ectomicorrizas, su micelio fúngico penetra en las células del córtex de la raíz, estableciendo un contacto muy estrecho.

Este grupo de micorrizas Ectotróficas puede tener presencia en plantas con interés agrícola como el trigo, maíz, legumbres, verduras (de las familias Solanaceae, Apiaceae, Cucurbitaceae, Liliaceae, …), naranjos, manzanos, cerezos, ciruelos y plataneras, por ejemplo.

En cuanto a las Endomicorrizas, crecen con facilidad y pueden sobrevivir sin contacto con las raíces. Al no ser tan específicas, pueden colonizar a muchas más especies de plantas, crecer con facilidad y adaptarse mejor a las condiciones del medio.

Quizás por ello, estas micorrizas endotróficas son más abundantes en la naturaleza. Además, le favorecen los climas cálidos con suelos secos, tierras de pastos, bosques caducifolios con alta tasa de renovación de materia orgánica, y donde el aporte de fósforo es escaso.

Interactúan con familias de plantas como las fabáceas, gramíneas, labiadas, asteráceas y cupresáceas, por ejemplo.

Los beneficios del uso de micorrizas en las plantas.

Como hemos avanzado, los beneficios del uso de micorrizas en las plantas son un activo de cara a conseguir una producción más sostenible y respetuosa con el medioambiente.

Pero para poder comprender el porqué de que las micorrizas beneficien a las plantas, antes es importante comprender los tipos de estrés más comunes que sufren las plantas. Estos afectan directa o indirectamente a su crecimiento, desarrollo y eficacia biológica por verse limitada.

Entre los factores de estrés abióticos se encuentran los asociados al agua disponible (estrés hídrico), cantidad de sales en el suelo (estrés salino), temperaturas extremas en ambas direcciones (estrés térmico), el exceso de luz (estrés lumínico), así como otros derivados de la hipoxia/anoxia, estrés oxidativo, contaminantes medioambientales, herbicidas, metales pesados e incluso los contaminantes atmosféricos.

Por enumerar algunos de los principales beneficios, uno de ellos es la mejora de la absorción de nutrientes, porque las micorrizas aumentan la superficie de absorción de las raíces, permitiendo que las plantas capturen más nutrientes del suelo, especialmente fósforo, zinc y hierro, en el caso de ser escasos o de difícil acceso.

Otro es contribuir en la planta hacia una mayor tolerancia al estrés. En esta área, las micorrizas ayudan a las plantas a desarrollarse mejor en con condiciones de estrés ambiental, como los mencionados sobre la sequía, salinidad y temperaturas extremas. Una planta micorrizada, mejora su capacidad para absorber agua y nutrientes.

Con todas las precauciones, en este caso, participan en la protección contra determinadas enfermedades, porque pueden actuar como biocontroladores de patógenos del suelo. Esto deriva de que las micorrizas, además de que algunas de ellas pueden producir sustancias antimicrobianas, también compiten con los patógenos por los nutrientes y el espacio en el suelo.

Sin olvidar su acción sobre la mejora de la estructura del suelo. Estas micorrizas pueden aumentar la agregación de partículas y la porosidad, mejorando la aireación y la infiltración de agua, factores físicos que beneficia el desarrollo de las raíces.

Sin duda, los avances en los estudios de las micorrizas y su trabajo en I+D+i por parte de las empresas para desarrollar nuevos bioestimulantes, abren importantes horizontes en el campo de la producción agrícola, la reforestación, y demás ámbitos donde la productividad vegetal es muy necesaria.

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