Los bioestimulantes agrícola juegan un papel destacado en la seguridad alimentaria tanto humana como ganadera. Bajo esta premisa, hay que partir de que la seguridad alimentaria es un concepto amplio que abarca diversos aspectos como la disponibilidad, el acceso y la utilización de los alimentos.
La definición consensuada es la proporcionada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que establece que la seguridad alimentaria se alcanza cuando todas las personas, en todo momento, tienen acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimentarias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y saludable.
Pero en un contexto de agroalimentación, la seguridad alimentaria también contempla a los productos utilizados en la producción de los cultivos para que no afecten negativamente a los productos de consumo finales. Y ahí han entrado con fuerza el sector los bioestimulantes agrícolas, unos insumos clave para una agricultura más sostenible, productiva, sana y rentable.
¿Qué ley regula en España la seguridad alimentaria y nutricional?
En España, Ley 17/2011, de 5 de julio, de seguridad alimentaria y nutrición, es la que regula y tiene como objetivos garantizar la seguridad y calidad de los alimentos, proteger la salud de los consumidores y fomentar una nutrición adecuada.
Entre los principales objetivos de la Ley 17/2011 se encuentra la protección de la salud pública, estableciendo medidas para prevenir riesgos alimentarios, garantizar la seguridad de los alimentos y proteger la salud de los consumidores.
También el control de la cadena alimentaria, ya que regula las actividades de producción, transformación, distribución y comercialización de alimentos, asegurando que se cumplan las normas de seguridad en cada etapa de la cadena alimentaria.
Además, también contempla la información y formación porque esta Ley promueve la formación y educación de los consumidores en materia de seguridad alimentaria y nutrición, así como la transparencia y la accesibilidad de la información sobre los alimentos.
¿Qué papel tienen los bioestimulantes agrícolas en la seguridad alimentaria?
El papel de los bioestimulantes agrícolas en la seguridad alimentaria es muy destacado y juega en un ámbito mundial. Esto se justifica por la globalización de los intercambios comerciales, los movimientos migratorios y los cambios en las preferencias de consumo alimentario por parte de los ciudadanos.
En este contexto, es un hecho que la seguridad alimentaria es un desafío global y que afecta a millones de personas en todo el mundo. A medida que la población mundial sigue creciendo y la demanda de alimentos aumenta exponencialmente, se aumenta la presión sobre los sistemas agrícolas para que sean más productivos, sostenibles y resilientes. En este marco socioeconómico… y climatológico, porque también entra en juego el cambio climático, los bioestimulantes agrícolas emergen como una herramienta. Esta seguridad, en el marco de los insumos para la producción agrícola, viene amparada por la Normativa Europea sobre los bioestimulantes de plantas.
Para situarnos, en junio de 2019 se publicó el Reglamento (EU) 2019/1009 sobre productos fertilizantes. Esta normativa sustituyó al anterior Reglamento (CE) 2003/2003 (en aplicación hasta junio de 2022) y por primera vez incluyeron todos los productos fertilizantes y agronutricionales en 7 grupos según su función (denominados Categorías Funcionales de Productos o CFP). En concreto, los Bioestimulantes de plantas se encuentran en el CFP6.
También en él, se definió por primera vez este término y se le desliga completamente del concepto de producto fitosanitario. Y se define como productos cuya función consiste en estimular los procesos de nutrición de las plantas con independencia del contenido de nutrientes del producto, con el único objetivo de mejorar una o varias de las siguientes características de las plantas y su rizosfera: la eficiencia en el uso de los nutrientes, la tolerancia al estrés abiótico, las características de calidad, o la disponibilidad de nutrientes inmovilizados en el suelo y la rizosfera.
Por lo tanto, y desde entonces, con la entrada en vigor de esta Ley, estos productos bioestimulantes para plantas, deben cumplir con los requisitos del reglamento y tener siempre los efectos que se declaren en la etiqueta para los cultivos que se especifiquen. Una participación activa en la seguridad alimentaria de frutas, hortalizas y forrajeras.