En cualquier recomendación técnica sobre planes de fertilización, se tienen en cuenta tanto las extracciones que un cultivo realiza sobre un suelo agrícola y como las consideraciones que sobre el abonado de un cultivo se realizan habitualmente. Con ello se plantea una orientación para la aplicación de nutrientes basándose en los distintos niveles de la producción esperada.

A partir del cálculo de los requerimientos nutricionales de un cultivo según sus etapas fenológicas (vegetativa, reproductiva y madurez) se establecen los momentos claves de fertilización dentro de cada etapa, así como la cantidad a repartir en cada momento dando lugar al fraccionamiento de su fertilización, basado en un abonado de fondo o de pie, seguido de una o varias coberteras a lo largo del ciclo de cultivo.

Cabezal de riego

Ventajas del fraccionamiento del abonado

El fraccionamiento del abonado es importante porque permite optimizar el proceso de fertilización y nutrición vegetal, ya que facilita el suministro de nutrientes en las dosis adecuadas, permitiendo la máxima asimilación nutricional y con ello un ajuste económico y un equilibrio agronómico del cultivo.

Por otra parte, con el fraccionamiento, se evita aportar unidades fertilizantes en exceso que por características físico-químicas del suelo o por la dinámica del ciclo de cultivo no son absorbidas o asimiladas por el mismo o simplemente se pierden por lixiviación o volatilización. Así, la técnica de fraccionamiento es una aliada del uso sostenible de los fertilizantes en los planes de abonado.

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