Alberto Morera LleóDesde que hace ya ocho años surge la Directiva CE2003/2003, la Unión Europea reguló la libre producción y comercialización de un gran número de fertilizantes en el territorio de la Unión. Así, los abonos que cumplen con los requisitos de esta Directiva, pueden ser libremente comercializados en cualquier país europeo sin necesidad de registro en cada uno de los territorios.

Paralelamente, cada país tiene su propia reglamentación en materia de fertilizantes, donde se contemplan otros tipos de abonos, enmiendas, correctores, organominerales o abonos especiales, adaptados al uso particular de cada territorio. En el caso de España, la legislación nacional pertinente es el Real Decreto 824/2005 sobre productos fertilizantes.

En este momento coexisten ambas legislaciones regulatorias en los distintos países de la Unión, es decir, una única legislación que engloba los abonos CE, y una legislación nacional particular de cada país para regular y normalizar los abonos que no están regulados por la primera, y que pueden ser producidos y comercializados en cada estado en particular.

A futuro, existen dos caminos para unificar estas normas dentro de la UE. El primero es el reconocimiento mutuo. El segundo pasa por la ampliación de la normativa europea para que englobe la mayor parte de los productos (o quizás todos) que actualmente están limitados a uno u otro país.

Fertirrigación en cultivos hortícolas

El reconocimiento mutuo sería un sistema rápido de solucionar el asunto, y consiste en que cada país reconocería los abonos que se producen en otros territorios y aceptaría su comercialización dentro de sus fronteras. Esta opción tiene algún inconveniente, sobre todo a nivel de métodos de análisis, tolerancias y límites de residuos (donde aplique), porque cada una de las legislaciones nacionales contiene criterios distintos acomodados a sus particulares circunstancias.

La ampliación de la legislación europea parece ser el camino más sensato ya que estas diferencias de criterio quedarían eliminadas. Sin embargo, para que esta opción puede llevarse a cabo es necesario el consenso, debate y discusión entre los distintos actores que conforman el sector de cada uno de los países de la UE: agricultores, fabricantes, laboratorios oficiales de análisis, Ministerios de Agricultura y organismos normalizadores (CEN). Como es inevitable, una negociación entre tantas partes será lenta. No sabemos cuanto tiempo puede llevar el consenso de los tipos de abonos NPK, enmiendas, abonos especiales, correctores de carencias (elementos secundarios y microelementos), listados de agentes quelantes y complejantes, así como productos organominerales entre otros, además de concretar, normalizar y validar los distintos métodos de análisis y, finalmente, establecer las tolerancias para cada elemento garantizable (dato que surge de los ensayos interlaboratorios entre los laboratorios oficiales de los distintos países).

Desde AEFA apostamos por un amplio debate entre todas las partes, que de lugar a un escenario normalizador amplio y consensuado. Para ello está trabajando la Comisión de Fertilizantes de AEFA desde principios de 2011, con las miras puestas en un futuro donde sea posible la libre venta de los fertilizantes (en su sentido más amplio) en todo el territorio de la Unión Europea.

Alberto Morera Lleó
Comisión de Fertilizantes de AEFA

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